Los matrimonios ya no son para toda la
vida y aunque los novios sigan jurando ante el altar “hasta que la muerte nos
separe”, casi todos contemplan la posibilidad de separarse si la relación se
vuelve muy negativa. El deseo de que la relación sea para siempre es
sincero y profundo, esto lo confirma el hecho de que las separaciones se viven
generalmente como un fracaso y provocan muchas crisis personales.
El
modelo de pareja tradicional era complementario, el hombre cumplía su
función protectora trabajando fuera de la casa y responsabilizándose del
bienestar material de la familia; la mujer por su parte cuidaba emocionalmente
de los hijos y del marido; creando en el hogar un ambiente acogedor y cálido:
cada uno sabia lo que podía espera del otro y aunque no hubiera una
comunicación muy profunda, había equilibrio familiar
Las causas de este cambio son complejas,
el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado radicalmente en pocos años, ha
pasado de ser madre y ama de casa a tener su propia carrera profesional y su
independencia económica. Este cambio tan rápido ha creado muchas contradicciones
internas tanto a las propias mujeres como a los hombres.
Las mujeres al trabajar fuera de casa se
han incorporado al mundo masculino y han tenido que aprender las reglas
del juego de los hombres para conseguir el éxito profesional; en muchas
ocasiones lo han conseguido a base de reprimir su naturaleza propiamente
femenina; llegando incluso a renunciar a la maternidad. Los horarios de la
jornada laboral están creados a la medida del hombre y las mujeres, si
tienen hijos continúan siendo quienes asumen la mayor parte de la
responsabilidad dentro de la casa, o se siente culpables por que no
tienen tiempo para estar con sus hijos. Si el camino que han elegido es
quedarse al cuidado de los hijos también se sienten frustradas por tener que
renunciar a su realización profesional.
Los hombres por su
parte continúan sintiéndose identificados con su trabajo pero ello también son
cada día más sensibles y están desconcertados ante los
cambios de las mujeres ya no saben como relacionarse con ellas antes buscaban
en la mujer la ternura y el apoyo emocional y ahora se encuentran en sus
trabajos mujeres competidoras y en las relaciones de pareja mujeres exigentes
que les piden hablar de sentimientos cuando nadie les ha enseñado a expresar
sus emociones, al contrario antes eso no era cosa de hombres. Mujeres que
discuten y entran en guerras de poder por casi todo, desde elegir como se
divertirán el fin de semana, hasta las tareas de la casa o el cuidado de los
hijos. Ahora hay que ponerse de acuerdo absolutamente en todo y eso resulta
agotador.
Las expectativas que
actualmente tenemos sobre el matrimonio tanto hombres como mujeres son
mucho más altas que antes Esperamos más y estamos dispuesto
a dar menos. Esperamos que la pasión sea siempre tan intensa como en la etapa
inicial del enamoramiento, esperamos un nivel de comunicación, aceptación y
comprensión para el que no estamos ni siquiera preparados. Queremos sentirnos
realizados tanto a nivel profesional, personal; como pareja y como padres
y cuando todas estas expectativas no se cumplen, tenemos la mala
costumbre de culpar al otro e ingenuamente pensamos que el problema se
solucionaría cambiando de pareja, pero los problemas y las contradicciones
están dentro y con la separación lejos de solucionarse se complican por que se
suma el dolor de la ruptura, el adaptarse a la nueva situación y si hay hijos,
su educación se complica tanto por cuestiones prácticas como afectivas,
condicionando las futuras relaciones de pareja.
Esto no significa que tengamos que
retroceder y aguantarlo todo pase lo que pase. Tampoco tenemos que
renunciar a nuestras expectativas; se trata más bien de asumir que
muchas de nuestras frustraciones son internas y que somos nosotros mismos, tal
vez con ayuda psicológica, quienes tenemos que aprender a encontrar el
equilibrio interno para encontrarnos mejor con nosotros mismos y
también para ser más capaces de comunicarnos mejor en la relación de
pareja y de tener una actitud menos competitiva y más negociadora.
Tanto hombres como mujeres tenemos
cualidades o energías masculinas y femeninas; aunque hasta ahora los hombres
solos desarrollaban las cualidades masculinas y las mujeres las femeninas.
CARACTERÍSTICAS DE LA ENERGÍA MASCULINA
La fuerza física
- El
mundo exterior
- La
acción
- Movimiento
lineal
- Frialdad
- Materialismo
- Pensamiento
lógico
- Ciencia
y tecnología
- Planificar
- Alcanzar
metas
CARACTERÍSTICAS DE LA ENERGÍA FEMENINA
- Emocional
- El
mundo interno
- Receptiva
- Ondulante
- Calidez
- Espiritualidad
- Pensamiento
intuitivo
- Arte
y cultura
- Creatividad
- Cuidar
Como podemos observar tanto hombres como
mujeres tenemos los dos tipos de cualidades pero ciertamente la energía
masculina predomina mas en los hombres y a la inversa la energía femenina mas
en las mujeres. Lo interesante es que podamos desarrollar la parte que por
constitución biológica y hormonal como por educación tenemos menos
desarrollada.
EL HOMBRE PUEDE CULTIVAR SU ENERGÍA FEMENINA
-
Realizando actividades artísticas
-
Exteriorizando sus sentimientos
- Cuidando la relación con sus hijos
-
Desarrollando la fantasía activa
-
Sensibilidad ecológica frente a la Madre-
Tierra
-
Cuestionándose el sentido profundo de su vida
- Buscando su espiritualidad
LA MUJER PUEDE CULTIVAR SU ENERGÍA MASCULINA
-
Teniendo
un pensamiento claro y objetivo.
-
Organización
interior y exterior
-
Controlando
y ordenando sus sentimientos.
-
Distinguir
la realidad de la fantasía.
- Buscando su
realización profesional.
- Formular metas
y objetivos a corto y a largo plazo.
- Tomando acción para
realizar sus proyectos
El cultivar dentro de nosotros mismo la
energía complementaria a priori puede parecer que no tiene un efecto directo
sobre la relación de pareja y efectivamente si la relación tiene problemas lo
primero es enfocarse en resolver esas diferencias. No funciona dedicarse a la
pintura por ejemplo cuando hay un problema sexual en la pareja o crear una nueva
empresa porque tu marido no colabora en las tareas de la casa y no dejar tiempo
para compartir.
Cultivar la pareja interna y equilibrar
dentro de nosotros mismos cualidades que parecen contradictorias nos ayuda:
1) Conocernos mejor
a nosotros mismos y responsabilizarnos de nuestro propio desarrollo y bienestar
personal
2) Comprender mejor
las contradicciones internas de nuestra pareja y favorecer la comunicación
3) No esperar
que el otro llene nuestros vacíos interiores y no culparle porque no nos da lo
que nos gustaría recibir.
4) Aprender de
nuestra pareja como hace el o ella espontáneamente las cosas que son más
propias de su naturaleza.
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